domingo, marzo 23, 2008

LA HABITACIÓN DEL POETA



Los señores presentan al señor Robert Walser, a través de una conversación sincera y profunda en msn.

roka dice:

...ambos señores nos hemos reunido el día de hoy para homenajear a un señor por excelencia....

lmv dice:

ciertamente, señor Valbuena. Nos reunimos, lo confirmo, y hemos hecho un alto en nuestros respectivos trabajos para hablar de un señor. Un señor que escribe...

roka dice:

y si, con la humildad de los ignorantes, pudiéramos mencionar una característica del suizo, porque señalemos que este es un señor suizo, podríamos decir:

roka dice:

un espartano

lmv dice:

Un espartano que hizo de la simpleza de vida, su literatura, muy sencilla, pero desgarradora.

roka dice:

según los datos que manejamos, fue un hombre que siempre tuvo carencias. pero nunca alguna carencia le estorbó

roka dice:

porque...

roka dice:

un espartano es un espartano

lmv dice:

Sin hambre, sin dolores, sin quejas (señor, remate y presente)

roka dice:

(pelota en el área, papá. emboque)

lmv dice:

Hablamos de un suizo de suizos (señor, dele, dele, vea la pelotita)

lmv dice:

le pivoteamos la pelota, ché

lmv dice:

rematá, rematá, bamba, rematá...

roka dice:

suya, suya..!...un toque y gol, mostro!

lmv dice:

con ustedes...

roka dice:

el suizo número uno del mundo.... El señor Walser.


LA HABITACIÓN DEL POETA
(por Robert Walser)

A decir verdad, actualmente vivo en un cuarto de baño. El aire es húmedo, pero no importa, porque me gustan los ambientes húmedos y frescos. La habitación es relativamente baja, pero he vivido en habitaciones aun más bajas. El polvo se acumula a porrillo sobre los muebles. Pero con el polvo me pasa lo siguiente: me gusta respirar el aire polvoriento. El aire sucio contiene cierta magia romántica.
Mi amiga, la separada, divorciada y desgraciada Frau von Ligerz vive aun con más estrecheces que yo. Lo hace con muchísimas menos comodidades, aunque antiguamente llegó a nadar en la abundancia. Vivió como una princesa en su trono, y ahora, igual que una esclava sin esperanza, se dedica a traducir. ¡Traduce novelas! Su propia vida es una novela. Aunque ella es demasiado exquisita para escribirla.
La vida de una persona cualquiera es una hermosa y extensa novela; la mía, por ejemplo. Por las noches, sentado en mi habitación junto a la lámpara, me siento como un auténtico personaje de novela: "Y entonces apagó la luz y se acostó". Mi cama es un somier plegable, viejo, húmedo y duro, que me costó trabajo conseguir. Pero en él duermo con una suerte de alegría. Me lo prestó una jornalera. Yo le di para su hijo un par de botas que no puedo ponerme porque se me ven grandes. Así como uno da al otro lo que le sobra y recibe un trato recíproco.
Oh, qué dulce, qué increíblemente hermosa es la miseria de los pobres que trabajan todos los días por un mendrugo de pan. Me alegra de todo corazón figurar entre el pueblo llano. Los arrabales de la ciudad son mi lugar de residencia preferido, y la gente pobre que sustrae de vez en cuando cualquier nimiedad con sus hábiles dedos son mis compañeros. Esta Emma, por ejemplo, que cada ocho días pone orden en mis aposentos de escritor.
Mi estufa es una estufa de baño, calienta que es una maravilla. Menuda habitación tuve hasta hace poco, qué elegante y señorial; tenía el techo alto y las ventanas estrechas. Un conde no podría vivir con más distinción. Sin embargo, al final, terminaron por echarme, aunque no importa. Es tan bonito soñar con la suntuosidad de antaño. Un par de paños, alfombras y mantas hacen que una habitación sea cálida. Vamos, que con eso tengo de sobra. ¿Acaso no brilla el amable sol lisonjera y amablemente? Y por la noche, ¿quién es esa muchacha curiosa y agradable que me contempla a la antigua a través de la ventana? ¿Es la luna? Sí, es la buena y noble luna. ¿No debería estar contento? Sí, debería estar contento. Tengo la cabeza clara y el alma rodeada de esperanzas amables y de ojos azules. Nunca, nunca jamás querría una vida distinta de la que tengo. Ésa y no otra distinta. Ni un ápice.